Me pregunto que tan lejos podre llegar, que tan rápido podre correr, que tan alto podre saltar, que tan inteligente y maduro podre ser. Los fantasmas siguen ahí, nadie sabe sus nombres, ni yo lo se aun. No hacen mas que molestar, que avergonzarme. Por las calles de la hipocresia es por donde camino, errando cada tiro, evitando otros tantos. Estoy seguro de que nadie pudo alertarnos de que nunca iba a detenerse. Aunque es tarde, las pisadas quedan atrás, el sonido y la ignorancia del día desaparecen con la noche. El reloj no hace mas que marcarme la atrevida e irritante melodía de la rutina del nuevo día. El corazón palpita cada vez que uno de esos síntomas fantasmagóricos aparece de nuevo. No hay nada mas que quiera que verlos huir, inconscientemente sé que seguirán allí hasta mi fin. No puedo hacer nada, mientras tanto tratare de alejarme lo mas posible. Destruirán mi paciencia en tanto no pueda controlarlos. Acabaran con mi esperanza una vez que me sometan a su venganza. Pero eso sera historia. La verdad es que nada de esto ha pasado aun, mi esperanza esta intacta y mi paciencia es neutral.
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